amigos Venezolanos primero que todo déjenme felicitarlos soy Ana Coronado de Costa Rica he tenido la oportunidad de escucharles debido a una paisana de ustedes que trabaja con mi hermana y nos contó de su programa.
Yo estudio el segundo año de enfermería en la provincia de guanacaste donde están las playas mas hermosas en Marbella vengan cuando lo deseen , mi historia tiene que ver con la profanación de tumbas tema que han tocado ustedes y comentaron que a parte de ser utilizado para brujerías también para estudiantes de medicina y eso es real.
En la escuela de enfermeras donde estoy no contaban con un modelo de esqueleto para estudiar el sistema óseo por lo que el profesor de anatomía nos prometió una buena nota si lográbamos conseguir un esqueleto. Espontáneamente se formaron equipos, todos buscando conseguir el esqueleto.
Al principio intentamos comprarlo a alguna librería, pero era demasiado caro; después tratamos de que alguna universidad nos donara un esqueleto que ya no utilizaran, pero las escuelas de medicina a las que acudimos nos dijeron que las donaciones llevaban mucho tiempo.
En fin, se acercaban los exámenes, y al no conseguir el esqueleto estábamos resignadas a reprobar anatomía. Entonces un viernes un grupo de amigos nos invito a ir de tragos y Reina una de mis compañeras dijo en lugar de ir a emborracharnos deberíamos ir a un cementerio a buscar el esqueleto. Es temprano (eran aproximadamente las 11 de la mañana), traemos auto y dinero. ¿Qué podemos perder?
Nos vimos (miramos) a los ojos y nos dimos cuenta de que era la idea más sensata que habíamos escuchado en todo el día. Inmediatamente nos dimos a la tarea de visitar todos los cementerios posibles, pero sin resultados: en algunos lugares ni siquiera nos recibían y en otros nos pedían una solicitud por escrito del director de la escuela para dar inicio a un trámite que, según nos dijeron, podía durar meses.
Finalmente llegamos a un cementerio en las afueras de la ciudad en el cual nos volvieron a repetir que para solicitar un esqueleto teníamos que realizar varios trámites. Cansados y frustrados decidimos regresar a nuestras casas, pero poco después de salir de las oficinas del cementerio se nos acercó un sepulturero que nos había escuchado. Nos dijo lo siguiente: - Yo les puedo dar el muertito que andan buscando, siempre y cuando cooperen con lo que sea su voluntad. Hay muchos muertos que nadie reclama ni visita, precisamente ahora estoy desocupando una tumba.
La oportunidad nos pareció caída del cielo y accedimos a darle una “propina” por su “favor”. Estuvimos al pie de la tumba, un amasijo de tierra revuelta de la que salían huesos y más huesos que guardábamos en un costal que el sepulturero nos había dado.
Al terminar le dimos su dinero , -aún sigo pensando que le dimos muy poco-, subimos cuidadosamente el saco a la maletera del carro y huimos, felices porque creíamos que estábamos en camino a evitar el temido examen extraordinario de anatomía.
Decidimos llegar a casa del “Chevy” el novio de Raquel mi amiga el tenía un sótano-estudio donde podíamos armar el esqueleto. Su casa era la última de la cuadra y estaba rodeada por terrenos baldíos, lo que la hacía sumamente tranquila. La puerta del garaje eléctrico se abrió y una vez adentro sacamos el contenido de la maletera del carro.
Una vez en el estudio nos disponíamos a limpiar el esqueleto, pues el cráneo, por ejemplo, todavía tenía pelos adheridos. Echamos los huesos en tobos con lejía y entonces nos dimos cuenta de que nuestro plan no era tan perfecto como habíamos creído
-¿Y las falanges (huesos de los dedos)? ¿Y los huesitos que se encuentran en el interior del cráneo? –Comenzamos a preguntarnos—Sin ellos este esqueleto no nos servia de nada.
Alguien sugirió que los podíamos hacer con arcilla, pero en ese caso hubiera sido mejor hacer todo el esqueleto. En ese momento sonó el teléfono, contestó el Chevy y vimos cómo su rostro se ensombrecía. Le habían llamado los miembros de otro equipo para decirle que el papá de uno de ellos había conseguido un esqueleto completo de fibra de vidrio, por lo que ellos se llevarían el regalo ofrecido por el profesor de anatomía.
Todos nuestros esfuerzos se habían ido a la basura. Vaciamos las cubetas y comenzamos a hacer otras cosas. Unos usaban los fémures y las costillas como si tocaran un tambor, el Chevy y yo nos dedicábamos a escribir groserias en el cráneo con la ayuda de una navaja.
Después el Chevy y yo decidimos subir a la cocina por unos tragos , ustedes no me va a creer eran como las 11 de la noche en medio de la penumbra habia un hombre en las escaleras como un mendigo , harapiento, su barba y su melena no dejaban verle el rostro. Antes de que dijéramos cualquier cosa por el pánico que nos entro , él se nos adelantó:
Malditos bastardos, dejen de lastimarme, quiero descansar en paz regrésenme de donde me sacaron o se las van a ver negra de aquí en adelante porque los buscare uno a uno y me las pagaran luego desapareció. Al día siguiente fuimos al cementerio pero no encontramos al hombre que nos vendió los restos y abandonamos los huesos en el mismo saco donde no los entregaron cerca de una fosa abandonada todavía estamos nerviosos porque no lo sepultamos no se que hará ese espíritu contra nosotros, gracias por leerme espero escuchar mi relato en su programa se despide Ana Coronado estudiante del tercer año de medicina.
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