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lunes, 15 de septiembre de 2008




Hola, amigos de lo inexplicable, soy Richard Millán les envió este relato espero que tengan la oportunidad de leerlo en ese espectacular programa para mi uno de los pocos con buena producción en la radio venezolana.

Cuenta mi tía que cuando estaba recién casada se fueron a vivir con su esposo a un pueblo llamado san José de rio chico en el estado miranda , un lugar completamente extraño para ella, pero no por eso dejaba de ser bonito.

Pasados unos días de vivir allí, mi tía Rosa se fue amoldando al ambiente que brindaba aquel pueblecito cerca de la playa. Era muy hermoso a la luz del sol, pero cuando caía la noche ese ambiente cambiaba, reinaba el silencio, a tal punto que cuando soplaba el viento se oía como avanzaba de un lugar a otro, moviendo las hojas de los árboles... en fin, algo totalmente fuera de lo común.
Como es de suponerse, como recién casados compartían la misma cama para dormir, pero esa noche no fue así. Mi tía no recuerda exactamente el motivo por el cual no durmieron juntos, pero en esa ocasión durmieron en camas separadas. Cuenta que eran ya las 11:30 de la noche, cuando de repente se oyeron los aullidos de los perros callejeros. El viento golpeaba las ventanas y puertas de aquella casa.
De repente mi tía Rosa sintió desde su interior una voz que le decía ¡Abre los Ojos!, ¡Abre los Ojos!, ella se resistía a aquella voz, pero era cada vez más fuerte y más fuerte, hasta que no pudo más y abrió lentamente sus ojos, y de repente sintió un escalofrío en su cuerpo.
Su boca estaba seca, inmóvil y sin poder decir nada, tenía ante ella la imagen de una mujer de blanco: su cara estaba completamente cubierto por su cabello pero se le veía unos huesos y pedazos de piel del rostro como colgando era algo dantesco y horroroso lo que estaba viviendo además de emanar un olor fétido.
Mi tía estaba inmóvil, observando a aquella mujer la cual permanecía junto a su cama. Ella quiso gritar pero no pudo, quiso moverse y no pudo. Ella recuerda que sólo elevó una pequeña oración al cielo, cerró los ojos, y cuando los volvió a abrir, ya no había nada.
A la mañana siguiente mi tía Rosa sentía todavía aquel olor extraño. Perfumó la casa, pero el olor duró por varios días.
Decía la gente que en esa casa ocurrían muchas cosas extrañas, y desde que su antigua propietaria desapareció, se escuchaban y miraban cosas raras. Se dice que ese espanto regresa cada lunes o cuando hay luna llena para pasear por su casa.
Llevo una mujer espiritista y ella le dijo q se mudara de alli porque ese no era un espanto era la muerte que deseaba llevarsela

LA MUERTE LA ACECHABA





Hola, amigos de lo inexplicable, soy Richard Millán les envió este relato espero que tengan la oportunidad de leerlo en ese espectacular programa para mi uno de los pocos con buena producción en la radio venezolana.

Cuenta mi tía que cuando estaba recién casada se fueron a vivir con su esposo a un pueblo llamado san José de rio chico en el estado miranda , un lugar completamente extraño para ella, pero no por eso dejaba de ser bonito.

Pasados unos días de vivir allí, mi tía Rosa se fue amoldando al ambiente que brindaba aquel pueblecito cerca de la playa. Era muy hermoso a la luz del sol, pero cuando caía la noche ese ambiente cambiaba, reinaba el silencio, a tal punto que cuando soplaba el viento se oía como avanzaba de un lugar a otro, moviendo las hojas de los árboles... en fin, algo totalmente fuera de lo común.
Como es de suponerse, como recién casados compartían la misma cama para dormir, pero esa noche no fue así. Mi tía no recuerda exactamente el motivo por el cual no durmieron juntos, pero en esa ocasión durmieron en camas separadas. Cuenta que eran ya las 11:30 de la noche, cuando de repente se oyeron los aullidos de los perros callejeros. El viento golpeaba las ventanas y puertas de aquella casa.
De repente mi tía Rosa sintió desde su interior una voz que le decía ¡Abre los Ojos!, ¡Abre los Ojos!, ella se resistía a aquella voz, pero era cada vez más fuerte y más fuerte, hasta que no pudo más y abrió lentamente sus ojos, y de repente sintió un escalofrío en su cuerpo.
Su boca estaba seca, inmóvil y sin poder decir nada, tenía ante ella la imagen de una mujer de blanco: su cara estaba completamente cubierto por su cabello pero se le veía unos huesos y pedazos de piel del rostro como colgando era algo dantesco y horroroso lo que estaba viviendo además de emanar un olor fétido.
Mi tía estaba inmóvil, observando a aquella mujer la cual permanecía junto a su cama. Ella quiso gritar pero no pudo, quiso moverse y no pudo. Ella recuerda que sólo elevó una pequeña oración al cielo, cerró los ojos, y cuando los volvió a abrir, ya no había nada.
A la mañana siguiente mi tía Rosa sentía todavía aquel olor extraño. Perfumó la casa, pero el olor duró por varios días.
Decía la gente que en esa casa ocurrían muchas cosas extrañas, y desde que su antigua propietaria desapareció, se escuchaban y miraban cosas raras. Se dice que ese espanto regresa cada lunes o cuando hay luna llena para pasear por su casa.
Llevo una mujer espiritista y ella le dijo q se mudara de alli porque ese no era un espanto era la muerte que deseaba llevarsela

viernes, 12 de septiembre de 2008



Esta historia trata sobre un muchacho que trata de hacer contacto con su abuela ya fallecida,pero no sabe lo que le espera. Una noche , por hacer algo de miedo, jugamos a la Ouija, cosa de la que siempre me arrepentiré.La noche era fría, en el ambiente se notaba un aroma extraño, no sé definirlo con palabras; unos amigos y yo buscamos una vieja Ouija que mi familia siempre ha tenido guardada, era de mi bisabuela, la cual había muerto cuando yo aún no había nacido, y siempre había querido conocerla. Mis amigos hacían eso por diversión, yo por un fin, quería hablar con mi bisabuela. La Sesión comenzó, entre risas mis amigos bromeaban, yo estaba muy serio, concentrado, pero ellos no lo notaron, hasta que cayó un rayo que iluminó toda la habitación oscura, seguido de un trueno, que estremeció hasta el último de mis huesos. Asustados por el rayo, mis amigos, se quedaron en silencio, como yo, concentrándose, de repente, el puntero de la Ouija comenzó a moverse, preguntamos al unísono, quién era, pero no respondió. El puntero se movía sin cesar de un lado para otro, sin formar palabras. Al final paró, y lentamente, formó las siguientes palabras: "Estoy yendo a por ustedes". Llamaron a la puerta, pero nadie se atrevió a abrirla, oímos la voz de quien llamaba, era una mujer, estaba en el pasillo, gritaba por entrar a mi habitación, el cerrojo estaba echado, no podía entrar, pero parecía que iba a tirar la puerta abajo. La mujer gritaba desesperada, la puerta iba a caer, así que empujamos la cama para atrancarla. La mujer cada vez más desesperada, gritaba mi nombre. Yo tuve el impulso de abrir la puerta, pero me contuve, esos gritos eran desesperados. Entonces me di cuenta, era mi bisabuela, algo me lo decía, aunque no podía explicar cómo lo sabía. Me lancé a abrir la puerta, quería verla, tenía que verla, pero mis amigos me agarraron. Los gritos cesaron, una de mis amigas, tuvo un ataque de nervios, nos acercamos a consolarla, pero una voz grave y fuerte salió de ella diciendo que no nos acercáramos, nos quedamos de piedra. La mujer del pasillo comenzó a gritar de nuevo: "¡Se los advertí, y no me hicistes caso, ahora moriras!". Mi amiga comenzó a moverse de un lado a otro, diciendo que nos mataría, intentamos abrir la puerta pero no pudimos, los gritos volvieron a cesar, conseguimos abrir la puerta, yo salí primero, pero se cerró detrás de mí. Oí los gritos aterrorizados de mis amigos, histéricos, pidiendo socorro, dando patadas a la puerta para abrirla.Escribo mi historia, cuarenta y cinco años después de que ocurriera, pues acabo de salir de la cárcel, culpado por el asesinato de mis amigos, los cuales encontré muertos cuando conseguí abrir la puerta de mi habitación

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Desde que Clara llegó al viejo orfanato, sus cuidadoras sabían que no sería una niña normal, sus profundos ojos oscuros y la mirada penetrante no era normal en un bebé.Clara fue creciendo, demostrando ser tímida, muy reservada, nunca jugaba o cantaba, cuando los demás niños se burlaban de ella se podía ver el odio prominente en sus ojos.Siempre traía con ella una vieja muñeca de trapo.Lo que más preocupaba a las cuidadoras es que su pasatiempo favorito era encerrarse en el granero, colectar animales pequeños y escarabajos para matarlos.No lo hacía de inmediato, les arrancaba las extremidades, con sus pequeñas uñas les sacaba los ojos, los retorcía entre sus diminutas manos. Pero no lo hacía con la curiosidad de un niño, siempre se le veía seria, inmutable.Lo peor ocurrió cuando tenía ocho años, unos niños entraron al granero para molestarla, le jalaban el cabello, la atosigaban con insultos, se burlaban de su raro comportamiento.Un chico tomó una piedra y se la aventó, Clara lo miró muy fijo, el chico empezó a tener un ataque de pánico.Ella tomó un trinche y con fuerza descomunal se lo clavo, casi atraviesa por completo el cuerpo del chico.Todos salieron corriendo, cuando las cuidadoras llegaron, Clara estaba sentada sobre un montón de paja, con sus brazos rodeando sus piernas.Se balanceaba adelante y hacia atrás sin quitar la vista del chico muerto.No podían condenarla por ser una niña pequeña pero las cuidadoras pidieron cambio de orfanato o que la internaran en un psiquiátrico ya que ella no era una niña normal.Antes de su traslado al hospital, los niños decidieron tomar venganza por la muerte de su amigo.Esperaron a que oscureciera, entraron al cuarto de Clara y entre todos la arrastraron al granero.La amarraron, la pusieron en medio, dibujaron un círculo alrededor de ella, un chico tomó un bote de combustible y se lo roció encima.Otro sacó un fósforo de una caja que se había robado de la cocina y entre la insistencia de los demás, le prendió fuego a Clara.Ella se retorcía, gritaba, gemía, el dolor se reflejaba en su cara, y aunque su voz se distorsionaba se podía entender que decía que todos estaban condenados.Las cuidadoras no llegaron a tiempo para salvar a Clara, la encontraron completamente calcinada.A los pocos días comenzaron los sucesos, cada mañana, uno a uno, fueron apareciendo los chicos muertos en el granero, todos de forma brutal.Les sacaban los ojos de las cuencas, arrancaban sus lenguas, les fracturaban los brazos y piernas, les abrían el abdomen y con los intestinos formaban un círculo alrededor de cuerpo.Todo en un mar de sangre, el rostro siempre reflejaba una expresión de terror y sufrimiento impactante.Aunque las cuidadoras hacían rondas nocturnas, los chicos seguían apareciendo muertos hasta que el estado decidió cambiar el orfanato de residencia.Prepararon la mudanza y contrataron un camión para partir al día siguiente.Esa noche, misteriosamente comenzó un incendio en el granero que se extendió hasta la casa del orfanato quemándola por completo.Cuando por fin llegaron los bomberos no se explicaban por que nadie había salido del orfanato, las cerraduras no tenían llave.Pero en los marcos y puertas se alcazaba a ver marcas de rasguños desesperados, no hubo ningún sobreviviente, todos murieron quemados a orillas de las puertas.En el centro del destruido granero, encontraron una vieja muñeca de trapo intacta.Lo que quedaba del orfanato no fue demolido pero si abandonado.La gente que pasa por ahí, afirma que en las noches aparece la figura espectral de una niña con su muñeca afuera del granero que se desvanece al cruzar la puerta.Por Sykanda.

viernes, 5 de septiembre de 2008

Los entierros maldición o bendición?



LOS ENTIERROS
Hola amigos soy Rubén Castro tengo 39 años y vivo en Maracay. Mis padres me cuentan que en la casa que dejó mi abuelo de herencia y que se encuentra situada en El Castaño, se veía caminar por todo el frente al espíritu de Juan Vicente Gómez. Cuentan que por allá arriba lo veían penando en horas de la noche, por lo regular después de las 12 y cuando aparecía su espíritu salían unas luces en las montañas del Henry Pitier.
Dicen que en esas montañas hay entierros de morocotas que pertenecían a Gómez y que fueron enterrados por el indio Tarazona quien era su edecán. Los vecinos de la casa, una pareja como de 80 años que ha vivido toda su vida en esa zona le contaron a mi papá que ellos vieron en varias oportunidades en su juventud a Tarazona que pasaba con unas mulas cargadas y tres o cuatro soldados a su lado.
Luego de transcurridas cuatro o cinco horas, bajaba de la montaña Tarazona solo y con todo el uniforme lleno de tierra porque al hacer el entierro cuentan que era asesinados los soldados para que no hablaran y sus espíritus cuidaran de que no le quitaran el ansiado tesoro al benemérito.
Estos ancianos antes de morir relataron que mucha gente que intento buscar ese entierro falleció, por lo regular de causas trágicas dentro de la misma montaña o víctimas de peligrosos accidentes.
El anciano le dijo a mi papá que él fue uno de los que tuvo un accidente al caer por un profundo barranco y perder una de sus piernas, porque se atrevió con unos amigos a buscar un samán que está marcado con un escudo tallado en la madera, porque al lado de este tipo de árboles era donde Tarazona realizaba los entierros para marcar el sitio donde se encontraban las monedas.
Cuando hallaron el árbol marcado, comenzaron a cavar junto a él, encontrando como sorpresa una osamenta humana. Con el susto, perdieron el equilibrio y cayeron por el barranco, nuestro vecino sobrevivió, pero sus amigos perdieron la vida tras la caída.
Desde entonces, con frecuencia ve deambular por el sector el espíritu de Juan Vicente Gómez, seguido de un grupo de ánimas que le acompañan, entre las cuales con asombro logró reconocer a sus amigos de l juventud, quienes fallecieron al tratar de desenterrar el tesoro.


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Que tal Andreína y Rafael, después de escuchar varios correos en su programa, me he animado a contarles una experiencia que tuvo un tío político mío, solicite la ayuda de una muchacha en un cyber porque no soy buena en esto de la tecnología. Debo contarles que mi tío es una persona seria y de mucha credibilidad, por lo que doy fé de lo que le envió es cierto, soy Anastasia Bermúdez ama de casa y de 41 años de edad Maracayera pura cepa.
Resulta que mi tío trabajaba como Jefe de división de compras en una empresa del gobierno del estado Carabobo, y todo esto le pasó a su secretaria, él nos cuenta que después de ver varios días a su secretaria, cansada, de mal humor, nerviosa, etc.
Mi tío se animó y la llamo a su oficina a ver que le pasaba , ya que su conducta empezaba a afectar el desempeño de su trabajo y dice que al preguntarle , ella empezó a llorar y a no pudo controlarse, así que hizo todo lo que pudo para calmarla y para que le contara que le pasaba. Después de un buen rato, por fin empezó a hablar, y le dijo:
"Si usted no lo sabia Sr. yo no vivía aquí en Valencia así que todos los días venia desde tocuyito a una hora y media de aquí más y esto empezó agotarme, además que no veía prácticamente a ninguna hora a mi hija de 6 años y cuando llegaba a casa yo llegaba muy cansada medio comía revisaba el cuaderno de la niña y nos acostábamos a dormir.

Al fin decidí venir a vivir aquí a Valencia a una casa situada cerca del centro era de mi abuela, la tenía alquilada y se desocupo, pero en un año ya van 7 inquilinos distintos, por los sucesos que suceden en esa casa.

Pero debido a esta necesidad desde hace 1 mes me mude a esa casa infernal y tengo los nervios de punta, veo a mi hija conversar y jugar con "amiguitos imaginarios" que mueven sus juguetes y hablan con ella, y eso no es todo... anoche no pude dormir, me acababa de acostar y de pronto sentí como si alguien estuviera sobre mí y no me dejaba moverme, no podía gritar ni moverme para nada, ya empezaba a sentir que me asfixiaba de tan fuerte que me presionaban contra la cama."
Comenta mi tío que después de esto él se ofreció a ayudarle y a demostrarle que no pasaba nada, el abuelo de mi tío fue un gran espiritista y el le enseño algunas cosas, ese señor hacia exorcismos, tumbaba trabajos y no cobraba nada, no como algunos que ven a la gente que llega en busca de ayuda desesperadas y los desangran, conozco muchos que hacen que la gente venda hasta sus carros, o propiedades porque si no el mal los va a matar, bueno haya esos con su conciencia.
Mi tío se comprometió a ir a su casa y le dijo voy a llevar agua bendita, haremos unas oraciones y vas a ver cómo te vas a tranquilizar. Y así pusieron fecha para ir.
Mi tío acudió a su casa con el agua bendita, una Biblia y un crucifijo que le obsequio su abuelo y le coloco otros a la Sra. y a su hija y empezó a rezar y así quedo todo. Al parecer estos fenómenos se calmaron un poco, pero no del todo: la niña aún jugaba con sus amiguitos y los juguetes seguían moviéndose solos, y se sentía cómo a veces alguien se sentaba a la orilla de la cama, pero sin molestar a nadie.
Ella se tranquilizó un poco, pero decidió entre unas amigas y ella hacer una sesión de Ouija. Total que un hombre les contesta y les dice que él vivió ahí muchos años, él, su esposa y sus dos hijitos; les da su nombre completo, y el nombre de un familiar con el teléfono y todo y les pide ayuda, les comenta que en tiempos de la dictadura de Pérez Jiménez su familia fue perseguida y que él con el afán de salvar a sus hijos los dejó encerrados en un cuarto secreto de la casa para después que se calmaran las cosas volver a buscarlos.

El problema fue que en esa huída él y su esposa murieron y sus hijos quedaron atrapados en esa casa, así que él les pedía que le ayudaran a sacar los cuerpos de sus hijos para darles santa sepultura y que él a cambio les daría un dinero que estaba enterrado que sólo con sus indicaciones podían sacar de esta casa.
Había que desenterrar primero un crucifijo que estaba escondido y enterrado en esa misma casa, de lo contrario quien sacara ese entierro lo pasaría algo malo.
Con los informes que la Ouija les dio decidieron confirmar los datos, y así fue: la persona con la que habían platicado sí había sido dueño de esta casa. Luego deciden marcar el numero telefónico que les habían dado y preguntan por el familiar de él, y para su sorpresa sí vivía ahí su familiar y éste confirma la historia de que esta persona sí vivió ahí.
Así que confirmada esta información de nuevo hacen otra sesión de Ouija y vuelven a contactar al mismo señor. Ahora éste les dice exactamente dónde quedaron atrapados los niños y le pide a esta señora que debe ser ella quien saque a sus hijos , y le explica cómo llegar hasta ellos... a tantos metros de la puerta tal hay que excavar en una pared y ahí los encontrarían.
Para esto la secretaria de mi tío ya estaba tan nerviosa que decidió regresar a vivir a TINAQUILLO, le dice a mi tío lo sucedido y le pide ayuda para sacar los restos de los niños y así decide mi tío acompañarla. Llegan a la casa, ella muy nerviosa con una pala y una barra de hierro en la mano, (como le había dicho el Sr. que hiciera) y mi tío con agua bendita y una Biblia en mano.
Empiezan a medir y mi tío le pide a la señora que intente clavar la barra de fierro en la pared, ella iba tan nerviosa pero aún así lo intenta. Da el primer golpe a la pared y la barra de hierro al golpear la pared le rebota y empieza a vibrar (algo normal) pero ella estaba tan nerviosa que la lanzó al suelo y salió corriendo.
Sale mi tío tras ella, logra calmarla y prosiguen con la búsqueda, y tal como les dijo el señor encontraron tras esa pared un cuarto escondido y ahí estaban lo restos de una niña y un niño por supuesto puras osamentas pero quedaban restos de la ropa y una puerta rasgada por las pequeñas uñas de los niños.
La señora, para curarse en salud llamo a la policía y dijo que le iba a ser unas reparaciones a la casa y encontró una osamenta luego de todos los pasos legales y al ver que no aparecieron dolientes los enterró tal como le habían pedido.
Pero aun después de haber cumplido con su misión ella decidió no volver a esa casa, dijo que era por miedo a que le pasara algo a su niña, ya que su niña en repetidas ocasiones le comentaba que había visto a Diosito enterrado, que le ayudara a sacarlo ese era nada menos que el crucifico enterrado para poder sacar el tesoro ofrecido. Su niña es la única persona que sabe dónde está, pero como les digo ella decidió no volver ahí.

Mis felicitaciones de verdad que son unos buenos profesionales y me disculpan si encontraron algunos errores ortográficos me imagino que como periodista los dos deben sentir de todo al ver tantos errores.
Lamentablemente no soy buena relatando ni escribiendo, aparte que me extendí mucho, pero si les gusta esta historia y deciden sacarla a la radio, les agradezco mucho de antemano que la redacten correctamente sin ponerle ni quitarle nada. y nuevamente gracias Anastacia.
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Ante la demolición de la casa del difunto Joaquín ubicada en Cocorote para los que no lo saben Cocorote es la capital del Municipio Cocorote. De origen prehispánico, y ejerció poderosa influencia en la fundación de la capital del Estado Yaracuy, San Felipe.
Allí encontraron un manuscrito escrito por el comerciante Mauro Jelambi hace más de 100 años, y publicado por Yaracuy al Día, hace exactamente dos años...

La historia comienza cuando el conocido cocoroteño Juan Pérez hace como dos años atrás confiesa que en su poder se encuentra un libro de muchos años de antigüedad, heredado de su madre: Ana Eustacia Pérez, ya que ella lo mantuvo guardado en uno de esos pesados baúles que normalmente poseían las familias para resguardar sus mejores objetos.

El periodista que se lo encontro pidiendo para comer en una panaderia le pregunta: - Juan y que vas a hacer con ese libro, ¿porque no me lo prestas, y cuando termine de leerlo te lo devuelvo.- El le respondió, bueno, pero primero me regalas unos biscochos salados que tengo hambre. – claro - le respondio- y seguidamente de darle los panes lo acompañó hasta el sitio en donde tenía guardado el libro.
Este libro era realmente un manuscrito que databa de los primeros años del siglo pasado, utilizado en su mayoría para realizar asientos de compra y ventas de mercancías tales como tabaco y maní.

Pero en la última página escrita, se relata la historia de un asalto que sufrió el dueño del libro, de nombre Mauro Jelambi junto a dos de sus peones de confianza en los alrededores de un comercio que estaba situado en donde hoy día se encuentra el jardín de infancia Mamá Pera y que, para aquel entonces era denominado El Dancing; especie de Bar y prostíbulo que para colmo de males era de las ultimas casas de la población por el lado del río San Jerónimo, razón por la cual daba la bienvenida a los visitantes y transeúntes provenientes de Occidente por intermedio de la antigua carretera Panamericana, la actual calle Bolívar de Cocorote (no existía la panamericana actual).
De acuerdo a fuentes confiables, durante aquellos años existía una anarquía total en la población. Se comenta que los asesinatos suscitados en la cuadra del Dancing eran recurrentes. El relato escrito comenta como el comerciante llegó a Cocorote en una noche brumosa y fría por la lluvia constante, al tiempo que era advertido por un poblador que, iba a ser despojado de sus mercancías y del dinero que traía consigo y por esta razón mando a uno de sus peones a enterrar en plena lluvia, una cantidad considerable de morocotas, monedas de oro que normalmente se utilizaban para hacer negocios.
El comerciante en las primeras de cambio pudo hacer frente a la situación valiéndose de un arma de fuego que poseía, sin embargo salió mal herido y en medio de la trampa realizada por el grupo de bandidos, el peón pudo realizar la labor encomendada dado que en medio de las bestias de carga que habían en el lugar, así como también por el hecho de la prontitud con que fue advertido el comerciante, paso desapercibido pero luego, al empeorarse la situación (una vez que hizo el entierro) salió a socorrer a su jefe con tan mala suerte que una bala certera disparada por los malhechores acabo con su vida.



La reyerta prácticamente terminó con este episodio, al final el señor y el otro peón fueron socorridos por algunos pobladores que rápidamente le hicieron los primeros auxilios mientras pudieran ser tratados por un medico. Uno de los samaritanos que ayudo al comerciante se llamaba Susana Pérez - partera de oficio - que de acuerdo a los pobladores cocoroteños , era la abuela de Juan, razón por la cual este libro se mantuvo en el seno de esta familia.
A los pocos días de este episodio y sabiendo el comerciante que muy poco le quedaba de vida por las heridas causadas en aquella maléfica noche, ayudado por el otro peón que le acompañaba, hizo que lo llevaran al sitio en donde estaba situado en el día de su infortunio.

A duras penas se sentó en lo que quedaba de una columna o vestigio de una antigua casa que existió al lado izquierdo del Dancing (luego de pasar la acequia), y desde allí pudo recordar lo que había acontecido, observando que el lugar donde el estaba situado aquella noche, estaba en línea recta con una mata de jobo que se encontraba al oeste de ese lugar hacia el camino del río, a ciento veinte pasos del vestigio donde se encontraba el Sr. Mauro Jelambi y que por lo expuesto en el libro, este era el antiguo lindero de la Calle Real, un poco más hacia dentro de donde se encuentra actualmente.

Es de hacer notar que por la escritura dejada en el libro mencionado, este señor poseía grandes y variados conocimientos, pues desde este punto donde se encontraba, percibió que desde las ruinas donde estaba sentado hasta el sitio del entierro, se generaba uno de los ángulos pertenecientes a un triangulo rectángulo, era alrededor de 30 pasos hacia el sur, y hacia el este, luego de pasar la antigua acequia cocoroteña, frente al prostibulo.
Tratando de obtener una posición exacta del lugar que mencionaba el escrito, y recordando que unos años atrás existía a un lado de la entrada de la Escuela León Trujillo una mata de jobo, del cual se decía que sus frutos generaban fiebre cuando se comía en exceso, se fué el periodista a observar que el entierro estaría ubicado de acuerdo a los datos, en un terreno propiedad del finado Joaquín en un lugar cercano a una casa en ruinas en donde funcionaba una panadería, al lado de la Acequia y frente al jardín de infancia mama Pera.
Solamente falta relatar la parte final del manuscrito: el señor Mauro Jelambi, deja constancia de la cantidad de dinero que llevaba en aquella noche siniestra: 2.756 morocotas de oro, envueltas en un talego de cuero trabajado donde están las iniciales MJ, que está dentro de una pimpina de barro cocido.
Asimismo, y ante la posibilidad de no poder desenterrarlas, realizó junto a un brujo procedente de trinidad un conjuro de magia negra, estableciendo que si el o sus familiares no llegaban a buscar el manuscrito el cual quedó en posesión de la partera, los que se atrevieran a buscarlo pagarían con una muerte horrible.
Este hechizo duraría cien años exactos y al cumplirse el siglo, se verá el anima en pena del peón asesinado, descansando de su largo cuidado mediante la aparición de una llamarada azul.
Se comenta que el comerciante acompañado de su peón y con sus mulas se despidieron tomando camino hacia Barquisimeto, pensando en volver cuando se alentaran aún cuando jamás se le volvieron a ver.La fecha de todos estos acontecimientos fue el dos de noviembre de 1904, por lo tanto el maleficio culminó hace dos (04) años atrásAl despejar los escombros de la casa del difunto Joaquín, está por verse si la llamarada azul hace su anuncio. Obviamente el elseñor Freddy Tortolani desde su trailer de perros calientes está en una posición privilegiada, y se cuenta que antes de esta fecha intentaron como en seis o siete oportunidades buscar y desenterrar el tesoro y los atrevidos murieron de formas horrorosas asesinados o en accidentes de transito donde dos de ellos quedaron degollados.
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Hola amigos de lo inexplicable soy Saúl Rincones me gustaría q volvieran hablar de los entierros me contó un compañero de trabajo q ese tema lo trataron muy bien el año pasado.

Yo viví una experiencia junto a mi familia hace 56 años atrás en Caracas aquellos tétricos años que pasé en la casa vieja que comprara mi papá en el Barrio caño amarillo donde llegaba el tren, han quedado tan grabados en mi memoria, como el cincel que graba una imagen en una pieza de mármol. Tenía yo apenas catorce años cuando nos mudamos en esa misteriosa casa, cuyas manifestaciones del Más Allá aún persisten en mi pensamiento como una amarga pesadilla que haya experimentado en mi vida de adolescente.

La casa estaba en ruina; mi papá, con el poco dinero que le sobró de la compra procedió a cambiar el viejo piso de ladrillo de barro por uno de cemento. Pero la casa tétrica, que me inspiraba temor, estaba ubicada al oeste de la esquina, que era la que ocupábamos nosotros. La casona era de dos pisos y tenía cuatro balcones que, deteriorados por el comején, amenazaban desplomarse; la mayor parte del tiempo permanecían deshabitados. En los cuartos de arriba nadie habitaba tampoco, sólo una legión de murciélagos chillones y un mundo de bichos raros. Recuerdo que una vez, jugando base-ball, se introdujo la pelota por la abertura de una tabla del forro de uno de los cuartos que daban a la calle; al abrirlo nosotros para buscarla, nos llevamos la impresión más horrible. Millares de murciélagos poblaban los techos y vigas de esos cuartos misteriosos; se oía su loco aleteo, el zumbido de los mosquitos, la fuga de las ratas y, sobre' el piso sin ladrillos, el ruido apenas perceptible de los reptiles que se arrastraban. Los cuartos eran tan helados y húmedos que nuestra pie se helaba pero era un frió sepulcral, y un fuerte y repugnante olor a orine se respiraba por todas partes. No quisimos dar un paso más; apenas nos atrevimos a llegar hasta donde la claridad de la puerta llegaba, retando a las sombras y los misterios. Salimos del cuarto, abandonando todo incluyendo el intento de rescate de nuestra pelota. Dos meses llevábamos de vivir allí, cuando se empezaron a observar cosas extrañas, fuera de lo normal. Primeramente fue la señora que cocinaba en la casa la víctima de tales fenómenos. Los utensilios de cocina o cualquier otra cosas que ella dejara en lugar acostumbrado, los encontraba esparcidos en toda la cocina, con evidente desorden.A plena luz del día se oían pedradas en el piso alto de la casa, en los cuartos de la planta baja y en la cocina; a veces estas piedras caían sobre nosotros, pero sin causarnos daño. Por las noches, con mucha frecuencia, las lámparas se apagaban de nada, se encendían con kerosén pero las ráfagas de viento entraban de manera extraña con ventanas y puertas cerradas. Allí, después de las seis de la tarde, parecía que se reunían las almas de ultratumba. A medida que la noche iba enlutando la casa con la oscuridad, aumentaban los ruidos misteriosos.Pasos fuertes y marcados como los de un militar, seguidos del tintineo de unas espuelas y el ruido metálico de un sable al arrastrarse. Se oía también el ruido metálico y la voz clara de una persona que cuenta dinero, el crepitar de un fósforo al entenderse y el murmullo apagado como de un grupo de personas reunidas. Todo eso le dió que pensar a mi papá que en la tal casa podía haber dinero enterrado y que por tal motivo se sucedían esos fenómenos. Las gentes de la calle y principalmente los vecinos aseguraban que quien espantaba allí era el ánima en pena de un señor Montealegre, dueño de la casa a comienzos de 1900 y persona de quien las gente afirmaban que tuvo pacto con el diablo. Picado por la curiosidad, mi padre decidió invocar el espíritu que molestaba en la casona. Llegó, efectivamente el espiritista. Guillermo Reyes se llamaba -así se era originario de Barlovento. Don Guillermo observó que uno de mis hermanos menores podía servir de médium, y se dispuso a hacer la prueba, con tan buen resultado, que mi hermano, al primer contactó del fluido espiritual, se durmió. ¡Viva!, dijo entonces el maestro de ciencias ocultas, lleno de júbilo. Mi hermano se había transformado desde ese momento en un vehículo para comunicarse con el más allá de los sueños y la vida. Recuerdo que cuando iba a comenzar las sesiones espiritistas, todos, por orden de don Guillermo, uníamos nuestras manos para que el fluido fuera más fuerte y así facilitarle mejor el trabajo. Pero resultó que el espíritu que encontró mi hermano -ya en trance- no era el del señor Montealegre, como al principio suponíamos, sino que el de un español, quien dijo llamarse Abraham Asturiano y ser el autor de todos los fenómenos que se sucedían en la casona. Manifestó también que era el dueño de un cuantioso tesoro que estaba enterrado en el patio de la casa y custodiado por cuatro esclavos indígenas eran morocotas. Por orden de mi papá se procedió a las excavaciones en los puntos que el espíritu había indicado.Cierta noche, estando mi hermano en trance, oímos claramente en el segundo piso de la casona, como que dos personas se paseaban de punta a punta del corredor; se oía el tintineo de las espuelas y el ruido metálico del sable al arrastrarse. Mi hermano en ese momento abrió la boca y comenzó a hablar palabras sin sentidos, pero poco a poco se le fue aclarando la voz, hasta que le oímos decir que las personas que se paseaban en el corredor eran el español y él y en prueba de ello -añadió mi hermano-, el gallo que está durmiendo al pie de la escalinata va a cacarear, porque don Abraham le va a pellizcar las patas. El médium que era mi hermano volvió a su estado consciente a los pocos minutos. Sería a eso de las doce de la noche ya todos estábamos acostados, cuando el gallo, alborotado salió volando sobre los tejados vecinos, como si alguien, de pronto, lo hubiese asustado; luego se oyeron unos pasos que subían la escala. y todo volvió a quedar en silencio.Había transcurrido ya medio año de trabajos infructuosos. Diecisiete perforaciones se habían hecho sin ningún resultado ventajoso para los buscadores del tesoro. Al contrario, la casa, convertida en una nueva morada subterránea, quedó amenazada de caerse en cualquier momento. Don Guillermo, cansado ya, y mi hermano, debilitado por las diarias sesiones, habían decidido descansar algún tiempo, mientras recuperaban las fuerzas.Para reemplazar a un trabajador que se había enfermado, mi padre contrató a un viejo de monte piedad, barrio cercano del 23 de Enero, era conocido con el apodo de Cartucho. Era el tal Cartucho más alcohólico y vivía perennemente en una sola borrachera; pero con todo y su falla alcohólica, desempeñaba bien su trabajo. Era de esos viejos fuertes, cuya recia musculatura se la había sacado los sacos q cargaba en el puerto de la guaira. Pero Cartucho no trabajaba en la noche, dormía en los cuartos de la casona y se acostaba t. ¿Y por qué en la quietud de la noche se oía casi siendo ebrio pero quien golpeaba con la barra en la profundidad del hoyo del patio?Muchas veces se levantaron los excavadores a indagar y encontraron siempre a Cartucho sobre una tabla durmiendo la mona bueno asi le decía mi abuela a las rascas. Atribuyeron que los golpes de la barra que se oían eran producidos por el mismo espíritu en un deseo de ayudarles a descubrir el tesoro y poder salir de la pena que lo obligaba a rondar en torno del oculto tesoro que lo ataba a la tierra y del cual quería deshacerse, por lo que tales ruidos se producían en la casona de los sustos asi la bautice. Así siguieron las cosas por un tiempo; don Guillermo todavía no había regresado de su viaje de descanso, cuando, informado por una vecina, acertó a llegar a la casa una vieja gitana, de esas que viven del truco, la vagancia y la charlatanería a costillas de los incautos. Manifestó con aplomo y seguridad que el codiciado tesoro enterrado había tardado mucho tiempo en encontrase porque al enterrarlo se había pactado con el diablo, y que para acabar con ese pacto era menester enterrar una cadena de oro -protegida dentro de un tarro de arcilla- en el lugar donde ella sabía que se encontraba -"por gracia de Santa Teresa y de Santa María"- la botija que contenía el tesoro. Sin titubeo alguno le fue entregada la prenda, que consistía en una hermosa y antigua cadena de oro amarillo de varias vueltas, con un dije con forma de pescado, también del mismo metal.

La gitana dijo que la cadena debía desenterrarse a los tres días y que se convertiría en carbón. Y en realidad así fue; porque al desenterrar el tarro, solamente se encontró en el fondo un poco de ceniza. Lo que nos enteramos después es que la vieja arpía se había volado con todo la cadena. Por supuesto los ruidos siguieron, y en aumento. Ya se hacía insoportable aquello; noches enteras las pasábamos en vela. Una tarde, serían las seis, la señora de servicio, que se había quedado en la cocina, llegó con el rostro ensangrentado. Cuando se le paso el susto, expresó con palabras entrecortadas por la emoción, que manos misteriosas la habían lanzando contra la pared, con tal violencia, que de rebote fue a dar de cara a un lavandero, donde se produjo las heridas que le manaban abundante sangre.Un mes más -después de lo ocurrido en la cocina- soportamos aquel infierno de casa; hasta que por fin, habiendo encontrado otra señora mi papá nos llevó la buena nueva de que íbamos a desocupar aquella guarida de espíritus burlones.Las primeras horas de la última noche las pasamos alegres al pensar que ya no íbamos a seguir viviendo allí. Pero como si el espíritu que moraba en. la casa se hubiese enterado de nuestra huida, quiso jugarnos la última broma.

Acostados ya -serían las once y media de la noche-, se oyeron los pasos que bajaban la escalera, pero no llegaron hasta allí -como de costumbre- sino que siguieron caminando sobre el piso sin ladrillos, y luego subieron al corredor de la esquina donde dormíamos. Nunca los pasos se habían atrevido a llegar hasta ese lugar. Luego se sintieron fuertes y violentos empujones en las puertas, que hicieron saltar los candados de seguridad y las puertas quedaron abiertas de par en par. Los pasos del misterioso e invisible habitante siguieron por los otros cuartos, en tanto que el grito de ¡Santo Dios! y ¡Santo Fuerte! salía angustiado de los labios de las mujeres de la casa. Los niños llorábamos de miedo, con las caras metidas en las almohadas y las sabanas. Los pasos, finalmente volvieron a subir la escalera de la casona, y ya no se volvió a oír nada.Al día siguiente abandonamos la casona, el tesoro y las costosas excavaciones, ricos sí de experiencia y curados para siempre de la fiebre del oro maligno, que es más mortal que la malaria, porque mata el cuerpo y el alma de los hombres les aseguro que no hay peor negocios que tratar sacar un entierro sin tener las condiciones debidas Saúl Rincones de las Delicias..

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En Barlovento abundan las historias de entierros y de las fortunas que de la noche a la mañana han adquirido quienes por casualidad los vieron arder en la noche de San Juan, y sin miedo se atrevieron, en pleno invierno, a salir al campo a buscar el lugar donde el fuego señalaba existían riquezas enterradas por los españoles en los años de la colonia o por comerciantes que no encontraron mejor manera de guardar su dinero y murieron sin revelar el secreto.
Es en la noche de San Juan cuando en mitad del campo, en medio de la lluvia, se ven aparecer llamas que se encienden y se apagan indicando el lugar donde esta enterrado un tesoro. Si la llama es azul el entierro es de oro; si la llama es blanca el entierro es de plata y prendas. Cuando arden tres llamitas como con, fosforescencias, son huesos de personas.
Personas fallecidas y enterradas sin haber sido bautizadas. Se dice que la luz es roja. Los ancianos dicen que hay de dos clases. Entierros que arden y entierros que suenan.
Existe un tesoro en aquel lugar donde se escuchan ruidos subterráneos, un invisible arrastrar de cadenas, un quejumbroso chirriar de puertas que se abren, golpes de martillos contra metales, y voces de ultratumba. Al pie de una colina en una finca donde siembran cacao se escucha un rodar de carretas, un trotar de caballos. No cualquiera puede descubrir un entierro, únicamente las personas afortunadas pueden ver las visiones o escuchar los ruidos, solo aquellos predestinados pueden descubrirlos, y no en cualquier época. Los entierros aparecen en los días de Luna Nueva y con preferencia en la noche de San Juan el 24 de Junio.
RECOMENDACIONES PARA RESCATAR UN ENTIERRO
Al conocer la existencia de un entierro se recomienda llevar una vela encendida, toda una proeza si es al aire libre la que indicara el lugar donde están enterradas las riquezas. En ese lugar se deja la vela en el suelo, y la vela comienza mágicamente a hundirse en la tierra como llevada por una mano invisible.
Para sacar un entierro no se debe andar trayendo ningún objeto bendecido, ni nombrar a Dios, o a la Virgen, o a algún santo, de los muchos que existen. De hacerlo, el entierro no se entrega; dicen los ancianos. Desaparece, cambia de lugar.
Lo mejor es colocarse la ropa al revés, y si uno no se atreve a ir solo por los oscuros y barrosos senderos cubiertos de matorrales, lo recomendable es hacerse acompañar por un número impar de personas.
Para conseguir fortaleza de ánimo y valentía en la mala hora cuando comienzan a salir las visiones de ultratumba, esqueletos, murciélagos, culebras, demonios y otros espantos; conviene llevar una botella de aguardiente, es una muy buena compañía para escuchar y relatar casos de personas que han encontrado entierros pero no para salir a buscarlos.
Algunos recomiendan hacer “Pilatos”, nudos, en un pañuelo blanco, y tirarlo hacia el lugar de donde aparecen las visiones. Estas no pasaran del lugar donde ha caído el pañuelo, que ha formado un muro invisible que detiene a las visiones. Las visiones son también animales monstruosos, ruidos de cadenas, ataúdes con muertos en su interior, fantasmas, golpes de seres semitransparentes, sonidos subterráneos, lamentos y llantos de almas en pena.
Si con el susto que provocan las visiones se nombra a Dios o a algún santo, el hoyo que se ha cavado buscando el entierro se repleta de excrementos con barro y se tapa de nuevo.
Si alguno de los buscadores de tesoro ha tenido el coraje de lacear con nudos de Pilatos a una de las apariciones, entonces, al amanecer conviene salir a rastrear por los campos buscando el lazo, al encontrarlo semienterrado, es seguro que allí existe un nuevo entierro.
Ya encontrado el entierro, al abrir la caja de hierro, el baúl o las mochilas o destapar el caldero que contiene al tesoro se debe evitar respirar los gases venenosos de las monedas y joyas enterradas durante siglos.
Para no sufrir el efecto maligno de esos gases hay que tirar al hoyo un perro o un gato negro. Si no es negro, mejor ni acercarse a esas riquezas. Si esto no se hace, sin remedio se morirá antes de un año.
Con todas estas recomendaciones estarán ya amigos oyentes preparados para que sin temor, esperar la media noche y sacar el entierro que tanto han soñado encontrar.